6.2.17

6 de Febrero de 2017

"Cruzando el jardín, a pocos metros de la casa, hay una pequeña dependencia destinada a la guarda de cosas diversas. Un día encontré en ella a un gorrión. Ni la vela que llevaba ni mi torpe y pesada presencia lo perturbaron. Estaba parado sobre la hoja de una ventana entreabierta. Inmóvil.
Comprendí que estaba próximo a morir y ya nunca volví a pasar por ese sitio.
Hay muchos lugares en esta casa que me están vedados. Me muevo del piano a la cama y de la cama al escritorio. Solo vivo en el piano.
¿Quién será el que me vea moribundo y decida ya no verme más?

Zcelez, 1824