18 de Septiembre de 2006
El agua (2003)
Volver al agua. En un mar calmo y cristalino, a pocos metros de la costa, se ve una multitud de gente que nada en espiral hacia lo profundo. Es un antiguo método de pesca. No muy lejos de la superficie se arma una trampa para peces. Cada hombre y mujer contribuye con un pequeño trozo de malla. Es tarde y se percibe desde abajo la claridad rasante del sol. Todo es ocre. El agua está tibia. El mar es un vientre. Sumergido en este ensueño no es difícil aguantar la respiración. Es bueno pensar que el último segundo es un segundo interminable, y que la última imagen será la única por toda la eternidad.
Volver al agua. En un mar calmo y cristalino, a pocos metros de la costa, se ve una multitud de gente que nada en espiral hacia lo profundo. Es un antiguo método de pesca. No muy lejos de la superficie se arma una trampa para peces. Cada hombre y mujer contribuye con un pequeño trozo de malla. Es tarde y se percibe desde abajo la claridad rasante del sol. Todo es ocre. El agua está tibia. El mar es un vientre. Sumergido en este ensueño no es difícil aguantar la respiración. Es bueno pensar que el último segundo es un segundo interminable, y que la última imagen será la única por toda la eternidad.
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