24 de Septiembre de 2006
Es pequeña
y en sus ojos se ve claro
el arrullo reciente.
Corre y habla con igual rapidez.
Reparte risas y secretos.
Olvida su sombra,
olvida los protocolos...
Me olvida a mí,
que la he mirado
y se ha quebrado mi corazón.
Zseliz, Septiembre de 1818
y en sus ojos se ve claro
el arrullo reciente.
Corre y habla con igual rapidez.
Reparte risas y secretos.
Olvida su sombra,
olvida los protocolos...
Me olvida a mí,
que la he mirado
y se ha quebrado mi corazón.
Zseliz, Septiembre de 1818
1 Comments:
Mi estado de ánimo no cambia desde mi regreso. El que si cambiaba con bastante frecuencia era el del maestro. Ya sabrás, la enfermedad que lo invadió hacia 1823, el escaso interés de los editores en sus obras más ambiciosas, la escasez de dinero, los fracasos sentimentales.
Pero también cultivó y disfrutó la amistad, llegó a conocer el esplendor del verano en Salzkammergut, se conmovió con la música de Haendel, Haydn, Mozart y Beethoven, y fundamentalmente fue consciente de la grandeza de su arte y de su propia genialidad.
Publicar un comentario
<< Home